Primer aniversario de Don Antonio Anastasio
El pasado 9 de marzo se cumplió el primer aniversario del fallecimiento de Don Antonio Anastasio, sacerdote misionero y cofundador de esta obra.
Don Antonio, además de un extraordinario sacerdote, era un artista que gustaba de componer canciones, así como escribir de cuentos y poesías. Con este motivo, un grupo de amigos liderados por el músico Walter Muto, han editado un disco con canciones inéditas de él.
Entre ellas se encuentra EL MENDIGO. Una canción compuesta para nuestra obra social, que ha sido estrenada en España en nuestro programa de radio Raíces, que realizamos en Radio María.
D. Antonio explicaba así el porqué de “La Casa de San Antonio”, y, por lo tanto, de esta canción:
¿Por qué hacemos esta obra para ayudar a los sin techo? Para volver a descubrir aquello que el Señor ha hecho en mi y hace en mi. El, con su misericordia responde a mi deseo infinito de ser amado y siempre perdonado. Vivirlo una vez no me basta, necesito experimentarlo continuamente.
Puedes escuchar aquí esta canción:
EL MENDIGO
Los mendigos escriben poemas,
luego pegan notas en los postes de la calle
tienen grandes ojos para las noches de tinta
esquivan las luces donde vive algún monstruo.
Los mendigos duermen en camas de cemento.
Reclaman los recuerdos de sus sueños en cada momento y esperan mientras tanto en el momento presente
Y extienden su mano luchando contra la nada.
Y cuando las estrellas dejan de brillar, no terminará la tierra,
será tranquilo el mar y cuando no vea nada en el cielo
sabré cerrar mis párpados, pero no aquello que un siente.
No morirá la llama que brilla en mis ojos: se enciende en mi corazón hasta que Dios, hasta que Dios me toque la-la, la-la-la…
Los extraños los rodean hiriéndolos con miradas: rechazo, asco, horror escondido demasiado tarde.
El cigarro encendido ilumina el dolor, una lágrima de llanto que es inútil derramar.
Sólo ha quedado allí aquel rostro sobre la página del pasado, aquella mirada, esa sensación de pecado.
Sólo se quedó dentro aquel amor nunca sabido,
y no puedes engañarte pensando que nunca lo has vivido.
Y cuando las estrellas…
Vivió y revivió casi hasta detener el tiempo, porque se necesita fe para pedir, se necesita mucho coraje solo para preguntar que donde todos corren y no saben hacer.
Y cuando las estrellas dejan de brillar, no terminará la tierra,
será tranquilo el mar y cuando no vea nada en el cielo
sabré cerrar mis párpados, pero no aquello que un siente.
No morirá la llama que brilla en mis ojos: se enciende en mi corazón hasta que Dios, hasta que Dios me toque la-la, la-la-la…